miércoles, 27 de abril de 2011

OTRA MIRADA

Me emociona cuando otros nos muestran, me muestran, el lugar en el que vivo. La mirada del asombro, del descubrimiento, la mirada limpia del que solo contempla y siente a través de las imágenes. La mirada del que no está atado a la tierra sino que la holla y la hace suya. Me reconforta descubrir lo que otros descubren. Gracias a Terje Sorgjerd.







domingo, 24 de abril de 2011

CRUCE DE CAMINOS



Me habré encontrado con unos cuantos cruces de caminos en mi vida. Siempre resulta una aventura tener que decidir una dirección, sobre todo cuando asumimos las consecuencias que siempre se derivan de una elección.
El espíritu se reconforta por senderos apenas hollados, senderos antiguos solo habitados por vegetación, por pájaros, por el rumor de agua continua. Se olvida durante horas de que habita esta isla y se reconoce en otra.
A veces surge la posibilidad de compartir vaso y mesa con viejos que recuerdan y que te engarzan en una genealogía compartida. Parece que la sangre se reconoce en sus semejantes. Y se asoma una pregunta recurrente: ¿cuántas islas habitan esta isla?
En este cruce de caminos, no elegí.

domingo, 17 de abril de 2011

JIMI HENDRIX EN LA PLAYA DE LA PUNTILLA

En la arena, a través de los auriculares,
oigo a Jimi Hendrix en Woodstock.
De fondo el atenuado rumor de las olas.
Hay luna llena y las mareas son largas.
Poco a poco traen la arena
que el mar de invierno se llevó.
Los callaos desaparecen;
una nueva playa, un nuevo paisaje.
Me abstraigo en el horizonte limpio.
El sol cae. Quizás el rayo verde.
Mis hijos en el agua, sobre una colchoneta,
también observan y aguardan.
En el último instante una nube
impide el fenómeno.
Los niños salen temblando
y se cubren con la toalla.
Mañana.
Hear my train a’comin.

sábado, 9 de abril de 2011

IFONCHE

La casa abandonada en el comienzo del monte.
Cuando la autopista invadió las profundidades
de la isla, semejaba una cicatriz
que partía el desierto, que desgajaba
los conos volcánicos de las laderas.
En esta casa las ventanas estarían abiertas
y nosotros, desconocidos entonces, ignoraríamos
que varias décadas después habríamos de bordear
estas paredes, nos fotografiaríamos en un intento
de perpetuar la risa, el roce clandestino
de la piel, de la caricia de la bruma
sobre los cuerpos desnudos.
Y contemplaríamos los valles donde habitan
los hombres. Te dije:
“Debo seguir pensando acerca de esto”.

viernes, 1 de abril de 2011

MEDIODÍA EN LA CUMBRE DE EL CEPO (II)



y de repente
un gallo entre la niebla:
aguardo el eco

algunas piedras
al lado del sendero:
cambio mi rumbo

en la distancia
forman rostros los árboles
pero no hablan

esta llovizna
una mosca zumbando:
¿es el silencio?

no queda nadie:
qué encarnada la penca
bajo el laurel