Encuentro el exquisito libro Antología de poetas prostitutas chinas, editado por Visor, y lo leo con la pasión que siempre me ha provocado la aparente sencillez de la poesía china, la delicadeza en la expresión de los sentimientos, la imbricación con el paisaje y con lo cotidiano, la resignación del espíritu, casi siempre la soledad y la tristeza, la presencia siempre necesaria de la naturaleza. Me emocionan la desnudez de los versos, la humildad de la lengua.
Me viene a la memoria cómo disfruté de la lectura de los grandes de la dinastía Tang: Li Bai, Bai Juyi, Wang Wei o Du Fu; pero, sobre todo, de dos poetas posteriores a estos grandes maestros: Su Dongpo con Recordando el pasado en el Acantilado Rojo y Zhang Kejiu con Sobre un sauce, la tarde. Quizás sea el momento de una relectura.
LI YE (siglo VIII)
ALEGRÍA POR LA VISITA DE LU HONGJIAN
Te marchaste, la última vez, al claro de luna,
en medio de una copiosa escarcha.
Vienes ahora, entre brumas glaciales,
a verme aquí, tumbada, enferma.
Las lágrimas me quitan la palabra.
Te pido tomar el vino de Tao,
el del famoso poeta
retirado a la montaña,
e improviso un poema para agradecerte.
Una borrachera casual.
No viene mal.
¿Qué hacer, si no?
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