viernes, 11 de noviembre de 2011

TED KOOSER



Desde que leí por primera vez este poema de Ted Kooser hace ya más de dos años, me atrapó definitivamente. Suelo volver a él con cierta frecuencia. Me llama desde el anaquel donde reposa el libro y lo busco y lo leo repetidas veces en voz alta. Hoy ha vuelto a suceder.



PADRE

Mayo 19, 1999

Hoy hubieras cumplido noventa y siete años
si hubieras vivido y todos nos hubiéramos sentido
desgraciados, tú y tus hijos
llevándote de clínica en clínica,
un viejo, temeroso hipocondríaco,
y sus inquietos hijo e hija
pidiendo instrucciones, tratando de leer
los complicados, borrosos mapas de remedios.
Pero con tu dignidad ya intacta
hace ya veinte años que te fuiste
y me alegro por todos nosotros, aunque
te echo de menos cada día: el latido de tu corazón
bajo tu corbata, la mano ahuecada
sobre mi nuca, Old Spice
en el aire, tu voz encantada con historias.
Todos los años por esta fecha te gustaba contar
que cuando naciste
tu madre miró a través de la ventana
y vio lilas florecidas. Bien, hoy
hay lilas floreciendo en los jardines
de todo Iowa, dándote aún la bienvenida.

Traducción de Hilario Barrero

jueves, 10 de noviembre de 2011

FOLKSTONE 5 A.M.

La turbia luz del amanecer traspasaba
las ligeras cortinas de la habitación
del hotel. Me levanté y asomé la cabeza
por la ventana. La feria aguardaba
la llegada del verano. Las gaviotas
alzaban el vuelo y llenaban de griterío
las calles vacías. Respiraba otro mar.
Volví a la cama y me abracé a ti
sin saber que casi veinte años más tarde
un poema que habla de cormoranes
me devolvería aquel amanecer.